Foros de Rapaleando

yo he vivido siempre ( hasta ahora) al lado del sitio del que habla la noticia de la voz de asturias, he ido a pescar ahi muy amenudo, y os aseguro que es muy jodido, para subir a la zona de pesca tienes que escalar por unos peldaños de barro escavados en la roca, cuando llueve os podeis imaginar que es como una pista de hielo.
Cuando por fin le das la cara al mar estas descubierto en plena rompiente en una coa abierta al cantanrico 100%, es decir, como decis, si viene una ola mas grande que otra ( cosa muy normal en el cantabrico) estas perdido. Yo, cuando he ido a pescar ahi he estado acojonado, y eso que hay mucha pesca y unos xargos como toros

Muy buenas
Resucito este post porque creo que es muy conveniente insistir cada cierto tiempo en la necesidad de tenerle miedo, no respeto, al mar.
Ahí va una batallita para ilustrarlo:

Tras varios días de temporal decido irme a un sitio relativamente abrigado a sacarme el mono. Llego, con mi precaucion habitual y con mi mujer observando desde el coche estudio la situación, me paso cosa de 15 minutos viendo venir las olas y buscando el mejor puesto... Me subo a una roca a 2 m de altura, porque sólo llevo pantalón de aguas no vader, con mi cañita de 3,60 y un puñado de chivos, y a lanzar
Una imagen, aunque sea mala, vale mas que mil palabras; el pobre infeliz en el circulo rojo es un servidor









aún ahora si mi mujer ve estas fotos deja de hablarme unos días
Pues eso

Gracias Poved, estupendo ejemplo. Una duda ¿Estabas de espaldas a las olas o me lo parece a mí? :shock:

Hola Marinero  
Nooo, siempre de cara al mar, para todo, por sistema. Lanzaba hacia la derecha de la foto a la entrada de la cala. Me salvé por estar pasado de peso y porque al barrerme la ola me deslizó hacia arriba de la roca que está en pendiente. Uf

tremendas las imagenes.que yuyu tuviste que pasar poved.yo con mala mar ni se me ocurriria bajar ahi,pero ni de coñas eh.tuviste suerte creo.saludos

Si Sven, tuve mucha suerte, y pasé mucho miedo al ver venir aquello y darme cuenta de que había metido la pata y no había escapatoria.
La lección que aprendí es que el mar es imprevisible. saludos